lunes, 28 de mayo de 2012

El águila de Haast, el águila más grande que la Tierra ha visto.

A menudo nos sorprendemos con la formidable talla que alcanzan algunas de las rapaces más grandes del planeta como por ejemplo el cóndor de los Andes o nuestros más ibericos buitres leonados, quebrantahuesos, etc. Pero estos colosos aéreos se quedan pequeños comparados con algunas especies que, por desgracia, se cuentan entre las extintas. Tal es el caso del águila de Haast (Harpagornis moorei) que ostenta el récord de tamaño entre las águilas. Que no entre las rapaces puesto que existió un grupo denominado Teratornítidos aún más grandes. Entre ellos se encuentra el Argentavis magnificens, un ave de 70 kg de peso y una envergadura alar de apróximadamente 7 metros. Hablaremos de estos Teratornítidos en una próxima entrada puesto que sin duda lo merecen.

El águila de Haast era originaria de bosques frondosos de Nueva Zelanda. Los machos pesaban entre 9 y 10 kg y las hembras entre 10 y 15 kg, por tanto observamos que ya presentaban dimorfismo sexual, bien conocido y presente entre las especies actuales. Esto supone que eran entre un 30 y un 40% más pesadas que las más pesadas de las aves voladoras de hoy en día. El águila viva más grande es el pigargo o águila marina de Steller (Haliaeetus pelagicus) y es en valores redondos, la mitad de grande que el águila de Haast. Su envergadura alar era de unos 3 metros, lo cual es sorprendente porque para un ave de ese peso se esperaría una envergadura alar más grande todavía. ¿A qué se debe esto? La respuesta la encontramos en su hábitat. Estas águilas vivían en bosques muy espesos por lo que unas alas grandes les impedirían su movilidad entre el entramado arbóreo por lo que sus alas tienden a ser más pequeñas y anchas. Esto no es extraño y hoy en día también se observa en especies de hábitat típicamente boscoso o selvático como son el águila harpía (Harpia harpyja) o incluso en los azores (Accipiter gentilis) y gavilanes (Accipiter nisus).

Cráneo de águila de Haast.

Se alimentaba principalmente de otras aves no voladoras también gigantescas como por ejemplo, los moas (de los que hubo varias especies como Dinornis giganteus), que podían llegar a alcanzar los 200 kg. Llegados a este punto cabe preguntarnos, ¿por qué las aves eran tan grandes en Nueva Zelanda? Pues nuevamente la respuesta la vamos a encontrar en el entorno donde vivían. Nueva Zelanda quedó aislada del resto de continentes durante el Cretácico, época donde se extinguieron los dinosaurios hace ya 65 millones de años, lo cual hizo que los mamíferos, por aquel entonces un grupo retraido que comenzaría su verdadera expansión a partir de esa época, no llegara a la isla, por lo que en Nueva Zelanda no existen mamíferos nativos a excepción de un murciélago y una foca. Por contra, cuenta con alrededor de 250 especies de aves autóctonas. En un hábitat con ausencia de mamíferos, las aves evolucionaron y crecieron ocupado los nichos de los mamíferos, alcanzando tamaños sobrecogedores.

Los primeros restos del águila de Haast aparecieron en 1871 en la ciénaga de Glenmark, en la región de Canterbury, situada en la isla Sur de Nueva Zelanda en una excavación de huesos de moa. Hasta la fecha era una especie desconocida para la ciencia. El primer director del Museo de Canterbur, Julius von Haast fue quien describió la especie un año después de que se descubriera, llamándola Harpagornis moorei, en honor a George Moore, propietario del lugar donde fueron encontrados los restos.

El primer hombre en describir a la especie fue Julius von Haast.

Varias son las incorrecciones que se han cometido con esta especie pero que la ciencia ha terminado por subsanar. Hasta que no se han desarrollado las técnicas adecuadas, el estudio de los restos fósiles se hacía frecuentemente por comparación con estructuras análogas de especies más o menos similares provocando con ello númerosos errores. De esta manera, el águila de Haast inicialmente fue catalogada como un ave carroñera debido a que presenta una estructura craneal muy similar a la de los buitres. Pero nuevos estudios del Museo de Canterbury en Christchurch y de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia han demostrado que este águila estaba más que capacitada para la caza. Para ello, reexaminaron con un escáner de tomografía axial computerizada los huesos y llegaron a la conclusión de que poseían una pelvis lo suficientemente fuerte para permitir asestar golpes mortales con las garras lanzándose en picado a 80 km/h. Es por ello, que determinaron que su principal estrategia alimenticia era la caza.

Recreación de un águila de Haast intentando capturar a un moa, una de sus presas predilectas.

Otro error cometido con el águila de Haast fue corregido mediante estudios con el ADN extraído de sus fósiles. Debido a su formidable tamaño en un principio se pensó que este águila debía estar emparentada con el águila audaz (Aquila audax) que es una de las águilas actuales más grandes de Australia y del mundo. Pero los estudios revelaron que no se trataba así y contra todo pronóstico resultó que sus parientes más cercanos eran dos pequeñas águilas del género Hieraaetus, la aguilla calzada (Hieraaetus pennatus) y el aguililla australiana (Hieraaetus morphnoides). Así, se piensa que el águila de Haast evolucionó rápidamente de un antepasado de mucho menor tamaño en el Pleistoceno (hace entre 1.8 millones de años y 700000 años que, en términos evolutivos, es un período muy corto). Se piensa que su cuerpo aumentó mucho de tamaño pero no así su cerebro, gracias a la abundancia de presas de gran tamaño y la ausencia de depredadores terrestres.

El águila de Haast se extinguió hace 500 años. ¿Qué llevó a estos animales a desaparecer? En este caso, el hombre. El ser humano se estableció en Nueza Zelanda hace 700 años y desde entonces comenzó una cacería tanto de las presas del águila de Haast, como los moas a los que también extinguió, como del propio águila. El resultado es el comentado anteriormente, su extinción hace 500 años. Al ser una fecha relativamente cercana, las historias y la rumurología entorno al emblemático ser alado todavía estan presentes y se escuchan leyendas de águilas que eran capaces de capturar niños. Algo que está demostrado que no es una idea descabellada dado el tamaño y la fuerza del ave. Los nativos llamaban "hokiei" al águila de Haast, que correspondería a un nombre onomatopéyico procedente del graznido que emitiría el águila.

Restos óseos de un águila de Haast.

Para terminar esta aproximación al águila más grande que ha poblado la Tierra, sabemos que nunca fue muy abundante y se cree que durante su máxima expansión no contaba con más de 1000 parejas nidificantes en el sur de la isla de Nueva Zelanda. Y como dato (que no he podido contrastar) se sabe que sus plumas eran de color negro, excepto las de la cabeza que eran de color rojo. Sin duda, queda mucho por descubrir sobre los antepasados de las rapaces y las especies extintas hasta la fecha. En general, la ornitofauna de tiempos pasados sigue siendo muy desconocida, pero estimulante y altamente fascinante.



martes, 22 de mayo de 2012

Webcams de aves rapaces.

Hoy que es el Día Internacional de la Diversidad Biológica, una buena forma de celebrarlo es echando una mirada a la naturaleza. Hasta hace relativamente poco la biología de una gran parte de los animales con os que habitamos no era bien conocida. De hecho hoy en día hay muchos aspectos de especies emblemáticas que desconocemos. Pero afortunadamente, los datos que se van obteniendo van conformando una buena base de información muy necesaria. Ya sabemos que para proteger, primero hay que conocer. Para ello el hombre se nutre de numerosas herramientos que el desarrollo tecnológico está aportando en buena medida. Un buen ejemplo es el radiomarcaje, que nos permíte conocer los desplazamientos que hacen diferentes especies como por ejemplo el alimoche y de esta manera conseguimos aproximarnos de una manera más real a un fenómeno tan importante como son las migraciones.

Imagen de la webcam del águila pescadora (Pandion haliaetus) donde se la puede ver incubando.

Una herramienta que está aportando datos valiosísimos son las webcams, cámaras que nos permíten seguir los acontecimientos en la vida de un animal de forma continuada prácticamente las 24 horas del día. Las webcams son especialmente útiles en el seguimiento de aves. Éstas, como todo el mundo sabe, cuentan con una movilidad extraordinaria debida a su modo de locomoción, el vuelo. Volar hace que su estudio sea realmente complicado por parte de los investigadores porque se hace difícil el mantener un seguimiento continuado dado que muchas veces los encuentros son fugaces y por tanto la información, sesgada. Además son animales huidizos, muchos de ellos con hábitats y lugares de nidificación inaccesibles o muy escondidos. En una época tan crítica como la reproductiva esa movilidad se ve reducida al entorno del nido, convirtiéndolo en un punto neurálgico en la vida de estos animales. Por tanto, es una buena época parahacer un seguimiento pero con una desventaja capital, ya hablando concretamente de las rapaces, son aves que no toleran bien las molestias. Pueden llegar a abandonar el nido incluso con la puesta. Siempre hay que tratar con el máximo respeto a estos animales (y en general a todos). Las webcams lo que nos permíten es tener una mirada continuada, muchas veces en situaciones privilegiadas, minimizando las molestias para las aves. Eso las convierte automáticamente en una herramienta muy poderosa con la que obtener esa interesante y valiosa información de cara a tener un conocimiento cada vez más completo de las especies estudiadas. Recordar que cuanto mejor se conozca una especie, mejores decisiones se podrán tomar respecto a su conservación y más adecuadas y eficaces serán las medidas adoptadas para mejorar sus poblaciones.

A continuación os dejo una recopilación de webcams de diversas aves rapaces, algunas de las cuales se pueden ver en la península ibérica y otras no. En ellas podéis lanzar una mirada entusiasta a una ventana de la naturaleza que rara vez podremos ver con tanta claridad. ¡Disfrutad de ellas!

  • Webcam de águila americana o pigargo de cabeza blanca: Maravillosa webcam de esta especie emblemática donde actualmente se pueden ver tres pollos bastante crecidos con el plumaje (de juevenil evidentemente) completo. En breve comenzarán a volar. En esta web también es posible encontrar otras webcams en su zona izquierda de especies como zopilotes y halcones. Conviene que curioseéis un poco por ellas.
  • Webcam de mochuelo: Se puede ver a un mochuelo incubando afanosamente en lo que parece una caja anidadera. Ofrece unas imágenes muy nítidas.
  • Webcam de búho real: Hasta hace pocos días se podía ver un nido en un cortado con los pollos bastante crecidos pero ahora ha sido sustituído por una visión de campo. Desconozco si los pollos abandonaron el nido y han puesto la webcam orientada hacia el entorno. A pesar de ello se pueden ver vídeos de cuando estaban en el nido.
  • Webcam de halcón peregrino: Tres huevos se ven por el momento en esta webcam que nos ha dado momentos muy buenos como una mañana donde vimos comiendo a uno de los padres. Seguro que nos sigue dando bellas imágenes.
  • Webcam de aguilucho pálido: Aunque ahora no parece estar disponible sí que es posible ver vídeos como en el caso anterior del búho real. He preferido ponerla porque es una especie de la que no es fácil observar imágenes como las que revela esta webcam.
  • Webcam de águila pescadora: Impresionante webcam de una especie no menos bonita. Para pasar horas y horas admirando al animal y deleitándonos con los sonidos que lo rodean y ese vaivén hipnótico de la rama que soporta el nido. Una maravilla.
  • Webcam de cernícalo vulgar: Esta es una webcam muy curiosa con una pareja de cernícalos criando a cinco pollos en una jardinera. Una prueba visual de que la naturaleza nos puede sorprender prácticamente en cualquier lugar.
  • Webcam de halcón peregrino: Para terminar otro ejemplo de superación y encima, muy nuestro. Los halcones que crían recurrentemente año tras año en el Museo de América en pleno centro de Madrid. Una joya alada que surca los cielos de la capital.