lunes, 23 de enero de 2012

La belleza del águila pescadora.

Siento una especial atracción por las rapaces más singulares, aquellas que explotan unos recursos muy poco accesibles para el resto, como el águila culebrera (Circaetus gallicus) o el águila pescadora (Pandion haliaetus). Tal vez sea por reunir la belleza de las aves rapaces y añadir ese plus que les confiere el ser únicas en su comportamiento o enfrentarse a la naturaleza y salir victoriosas a base de jugarse las plumas en cada lance. Son supervivientes ante la adversidad. Allí donde la gran mayoria fracasarían, ellas encuentran su posición. Su hábitat. Difícil e indomable.

Además, lo hacen con una belleza suprema. Cada batir de alas es un alegato a la elegancia. En días difíciles también conviene recordar que la vida puede regalarnos los momentos más bellos. Seguiremos volando libres.